¿Quieres multiplicar tus errores? Fabrícate dioses a tu imagen y semejanza, coloca la autocomplacencia como centro y verás cómo el egoísmo te lleva por una espiral de esterilidad y estupidez mental, donde la visión más lejana que puedas tener no pasará de tu propio ombligo o no será más lejana que tu propia tumba.
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