Ámsterdam ciudad de al menos 742.000 habitantes, apodada como una de las “Venecias” de Europa y conocida por sus tulipanes y molinos de viento, era el sitio de refugio para esta menuda pero interesante y de extraño reír muchacha pueblerina llamada: Helena Isabela Ventolini, hija de inmigrantes Napolitanos que había decidido dejar atrás la bota que patea el balón y los lingüinis por el excitante y nocturno mundo de Holanda. Helena quien trabajaba como bibliotecaria en la UA, la universidad de la ciudad donde vivía y estudiaba Artes Graficas, donde quería graduarse para ser algún día una diseñadora de modas “famosa”, como siempre le decía a su madre cuando hablaban de su futuro y sueños.
Siempre escondida bajo su propia rutina y aunque fuese una muchacha realmente joven y hermosa, ya que tenia esa mezcolanza de europeos y árabes que la hacia, por mas que ella se tapase en harapos viejos y sin tino, intrigantemente sensual a las miradas atónitas de algunos jóvenes que solían frecuentar su lugar de trabajo. Era una excelente estudiante y una frenética aficionada a los sistemas informáticos donde vivía inmersa en sus horas de labor, su perfil y apariencia encajaban perfectamente con la de la típica mojigata nerd de los 70’s y a pesar de su corta edad daba muestras de ser una mujer sobria y madura. Solía llevar el mismo itinerario aburrido y repetitivo de estudiar por las mañanas, comer en el merendero cercano a su sagrado recinto de clases y tomar un te de hierbas antes de irse a la biblioteca a ofrecer sus excelentes servicios en materia de textos, donde aprovechaba para pasar largas horas frente a libros de novelas de terror y recorrer la telaraña de la Internet buscando herramientas que fortalecieran sus técnicas y estilos de diseño; pasaba largas horas frente al ordenador admirando casi hipnotizada los bocetos y trajes de “los grandes” como acostumbraba a llamar a aquellos que estaban en el sitial de honor al que tanto anhelaba llegar.
Era octubre y el gélido invierno ya comenzaba a hacer estragos en el clima de la ciudad por lo que Helena se fascinaba ocultándose bajo los mas anticuados y masculinos abrigos para protegerse del frío. Una noche se tuvo que quedar hasta tarde debido a que su compañera de labores le pidió que la cubriera en su turno y así poder asistir a uno de los famosos raves que se suscitaban en la capital; estuvo trabajando y repasando, dándole los últimos retoques a un ensayo que presentaría a la mañana siguiente. Ya casi la medianoche y sin darse cuenta de la hora Helena salio rápidamente por la puerta principal de la Biblioteca para dirigirse a su casa, esta vez decidió ir a pie porque quería disfrutar del aire frío y de las calles solitarias y como su residencia no estaba lejos no desperdicio la oportunidad de una caminata divertida y refrescante. Recorrida varias cuadras comenzó a sentir el abismal terror de la oscuridad rumbo a su hogar y la teoría- presentimiento de que alguien o algunos más la acompañaban fue confirmada. De un callejón sombrío y silencioso salieron cinco sujetos vestidos con ropas deportivas, al parecer practicaban para el equipo estadal de rugby y venían de tomar tanto alcohol y drogas que algunos de ellos casi podían sostenerse en pie. Helena los miro y acelero su paso sin mostrar indicios de temor y simulando que no los había divisado, que ni siquiera se había percatado de sus presencias. Siguió caminando en dirección al oeste a cualquier sitio iluminado para sentirse segura cuando de pronto los pasos de los jugadores le sonaban como una estampida de cebras salvajes huyendo de la voraz persecución de un león. Cuando volteo estaban los cinco muchachos jadeando por el pequeño trote y escudriñándola con sus miradas perdidas de arriba abajo. Primero comenzó a hablar el que estaba mas sobrio de todos y le pregunto que porque una muchacha tan linda caminaba sola por noche con tantos peligros y vagabundos que merodeaban por esos lados; ella quiso entablar una conversación para sonar tranquila y confiada pero los nervios le hicieron presa y solo pensó en correr cuando de pronto sintió un golpe frío y estridente que la hizo ver luces blancas por todas partes sintiendo como un hilo caliente de sangre recorría su cuello y espalda.
Cuando logro retomar la conciencia estaban en el callejón de donde habían salido los captores que ahora la tenían tomada por los brazos y piernas. Todos reían y balbuceaban palabras sin sentido mientras ella escrutaba sus rostros para poder así lograr reconocer a alguno de estos imbeciles que ahora la tenían como su rehén y que por más que ella evadiera la idea de su cabeza, sabía que algo malo le iba a suceder. Empezaron por desnudarla y despojarla de toda su vestimenta percatándose de que bajo toda esa ropa vieja lucia las mas sexy bragas de color negro que hubieran visto jamás en una chica de por esos lados. Comenzaron a besarla y lamerla desquiciadamente por todas partes, jalándole por sus cabellos y mordisqueándole sus muslos hasta hacerla gritar. Ya subido el tono por la explosión de emociones y pasiones comenzó a disfrutar de el trabajo que le estaban aplicando cuando de pronto les dijo que se calmaran, con un tono diferente en su voz, el cual denotaba sensualidad y una apacible frialdad, ella misma comenzó a pasar de la inofensiva y en apuros liebrecilla a la depredadora sexual de estas ahora sus presas. Miro a cada chico y empezó comenzó a besarlos atrevidamente a cada uno, gradualmente fue bajando cada una de sus braguetas hasta que los cinco miembros falicos estuvieron descubiertos y en un punto en que a ella comenzó a recorrerle un atractivo y excitante vibrar por todas las partes de su cuerpo, especialmente en su clítoris, el cual había comenzado a humedecerse y endurecerse lo cual la hacia gemir por tal sensación.
Comenzó con el que la había hablado de primero metiendo todo su pene en la boca hasta que no hubo mas espacio que el de su nariz y el pubis del ahora sorprendido muchacho. Le dio grandes mamadas y paso su lengua con una maestría digna de una actriz pornográfica; mientras hacia estos el resto del grupo comenzó a masturbarse y otros decidieron devolverle el favor hundiendo sus rostros en la húmeda vulva y pasando sus lenguas desesperadas por su ano, cuello, pechos hasta tenerla dominada placenteramente por todas partes. “Comenzó la fiesta” les dijo y arrecosto a uno sobre el piso y de un brinco estaba dándole embestidas brutales diciéndole muy cerca al oído que se la metiera lo mas profundo posible, el chico comenzó a penetrarla rápida y enérgicamente, otro la penetro por el ano e hizo que Helena lanzara un grito desgarrador de dolor y a la vez de gran excitación por la estimulación que le estaban dando. La faena duro horas todos se intercambiaron formando una gran escena de orgía mientras ella clamaba por mas, estuvieron penetrándola analmente y por su vagina al mismo tiempo mientras ella se contorsionaba y sufría espasmos por los orgasmos y placer que estaba experimentando, succionaba sus penes con un ímpetu y voracidad increíbles, los pasaba por toda su cara, los acariciaba con sus pechos, los miraba con aquella sensualidad, les gritaba cosas sucias, los lamía. Se había convertido en una devoradora de hombres y el momento final de la mórbida velada masturbo a cada uno haciendo que estos eyacularan soltando alaridos y estrellando todo su semen en su boca, pechos y rostro. No dejo perder ni una gota ya que toda la que le derramaban la tragaba mostrándoles, con una mirada sumisa, la boca abierta para que ellos rectificaran que lo hacia. Cuando todo hubo terminado se despidió cariñosamente de todos y les dijo que no le contaran a nadie lo que había sucedido y les prometió que si acataban su petición la experiencia se repetiría. Cuando ellos lo desearan.
Lo que no les menciono fue su nombre verdadero, solo les espeto las siglas de su nombre en un tajante y escalofriante acrónimo: “HIV”. Lo que ella escondía bajo ese seudónimo era que era portadora pasiva del virus del SIDA, que por castigo a esos cinco deportistas con futuros asegurados, participo en la tremenda orgía para darles su merecido y sembrarles la semilla de la muerte en su sangre por lo que intentaron hacer e hicieron; y que, malévolamente ella decidió darles mas a cambio de un nefasto y moribundo pronto deceso.
1 comentario:
Buena historia viejo.
Por un momento pensé que eras el ganador del concurso "Sexo Para Leer" en Urbe Bikini.
Pero el texto va mucho más allá de las banalidades sexuales.
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